
Sentí una gran paz cuando comprendí que yo soy una Conciencia individual que se está manifestando en el mundo mediante el cuerpo y la mente de un ser humano, mientras que me acompañe el alma, a la que imaginé como una presencia existencial o “Espíritu Santo” que le permite ser lo que es a todo ser que comienza a manifestarse dentro del universo físico; por voluntad de la Fuente, a la que decidí llamarla Dios.
Ahora que me encuentro en el atardecer de la vida con un cuerpo adolorido y cansado, como intuyo que se encuentran muchas otras conciencias humanas, deseo hacer uso de mi libre albedrío para poder retirarme del cuerpo en paz y reencontrarme con el alma que me conduce a Dios, a quien deseo comprender mejor antes de partir, pues quiero disfrutar de un encuentro dichoso con él.

El alma de Dios misteriosamente es la fuente de las almas individuales y las formas de todos los seres del universo físico, con las leyes que determinan los comportamientos de cada ser individual inconsciente y sin vida; como de las leyes biológicas y genéticas que deben seguir los seres vivos con conciencia del entorno, en menor o mayor medida.
El alma de Dios también es la fuente de la conciencia individual de cada humano, único ser pensante y creativo con libre albedrío para determinar el destino que quiera darle a su vida, de acuerdo con las posibilidades que le ofrezcan: su historial biológico, su línea genética, su entorno y sus actitudes individuales frente a ellos.
En resumen, me imagino a Dios como la UNIDAD de toda la existencia, que es ALMA en la dimensión no física, UNIVERSO FÍSICO en la dimensión física de este momento y CONCIENCIA INFINITA como su presencia en la realidad actual, que es tan solo una de las múltiples posibles realidades que puede asumir.
Dios es alguien infinito que le permite a todo humano ser alma, cuerpo, mente y conciencia simultáneamente en este momento, como una UNIDAD finita en su existencia, y decidir por sí mismo, o permitir que sea Dios quien lo decida, si en un momento siguiente quiere desaparecer o ser eterno en unidad con la conciencia universal. Pienso que, en cualquier caso, el ser humano no puede escapar a su responsabilidad para elegir ser eterno o tan solo temporal.
Yo creo que la paz vendrá tan solo cuando uno descubra o crea sin ninguna duda que es inmortal.
Juan Adrián Karca

Kommentare