Gracias a lo que sea una divinidad creadora, cada conciencia individual humana posee libre albedrío para explicarse el misterio de Dios, según su fe o su cultura, para adherirse a alguna explicación científica, o para crear su propia visión de la divinidad como fuente y origen de todo.
Dios es un misterio inexplicable que nos acompaña siempre, del que nos podemos dar cuenta si decidimos reconocer, aceptar y agradecer con humildad y amor su presencia como un faro interior que guía nuestra conciencia.
Quien decida emprender la aventura de dedicar algún tiempo diario a mirar en la profundidad de su mente, donde desaparecen juicios, palabras e imágenes invasoras, descubrirá un silencio y quietud profundos que abrirán puertas a la realidad espiritual que todos somos, más allá de la que percibimos durante nuestra limitada experiencia humana.
Amigo de Verdad
(Juan Adrián Karca - concienciaahora.com)
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