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  • Foto del escritorJuan Adrian Karca

Fábula de la luciérnaga PARTE III

Fábula.

Parte III: Lucía visita el mundo humano.


Después de haber hablado con Cato, el búho sabio, Lucía quedó muy pensativa sobre su propósito de vida. Comprendió que su razón de vivir era servir a los humanos, y quiso buscar a alguno con quien pudiera comunicarse para transmitirle los conocimientos del búho sabio.

Con su corazón lleno de propósito, se aventuró más allá de los confines de su bosque mágico. Su luz brillaba intensamente, y un gran deseo de servir la acompañaba. Iba a compartir la sabiduría del búho sabio sobre las dos dimensiones de existencia de todo ser humano, las cuales iba repitiendo en su interior así:

"En la dimensión física soy una conciencia, manifestándome en un cuerpo y una mente de la especie humana. En la dimensión espiritual soy un alma, manifestándome como un misterio inmaterial que forma parte de una fuente única de potenciales creativos infinitos, a la que los humanos hemos dado el nombre de Dios.


El propósito de la conciencia es servir en el mundo, mientras que el del alma es iluminar la mente, para que los humanos podamos servir con amor y vivir como seres auténticos y exitosos.”

Lucía anduvo por muchos lugares, apareciéndose como una luz brillante a infinidad de personas de variadas edades y condiciones sociales: artistas, poetas, filósofos, empresarios, religiosos, entre otros. Intentó hablar con ellos, pero no logró ningún acercamiento en el que pudiera ser percibida como algo diferente a una luciérnaga común. Ella sabía que tenía un corazón humano capaz de comunicarse de alguna manera no verbal con seres sensibles a la realidad espiritual.



Lucía se posó inicialmente en el alféizar de la ventana de su pequeño estudio, dando ocasionales saltos para hacerse perceptible, pues era una noche sin luna y no había iluminación exterior. El poeta estaba escribiendo unos versos apasionados sobre el amor y la naturaleza, mientras Lucía intentaba con gran entusiasmo comunicarse con él, danzando tras el cristal de la ventana. Esto finalmente llamó la atención del poeta, quien se acercó a juguetear con ella, dando golpecitos con sus dedos sobre el cristal durante unos cuantos minutos, antes de regresar y seguir absorto en su mundo de palabras ausentes de sensibilidad en el corazón. Por eso, tan solo la vio como una luciérnaga más de las muchas que pasan frente a su ventana en algunas épocas del año. Finalmente, Lucía se retiró con tristeza.

Su encuentro con una científica le permitió más tiempo para tratar de comunicarse con ella en un laboratorio, donde había sido traída con muchos otros insectos para estudiarles algunos comportamientos. La científica, en bata blanca, fijó su atenta mirada en Lucía al notar un comportamiento extraño, diferente en esa luciérnaga.



Lucía intentaba, mediante sus movimientos y cambios lumínicos, explicarle lo maravilloso que les resulta a los humanos descubrir la realidad de su dimensión espiritual y comenzar a familiarizarse con ella para mejorar sus vidas. Sin embargo, la científica no la comprendía, y solo iba haciendo observaciones y anotando datos en su libreta, mientras pensaba que debía llamar a una colega para corroborar sus observaciones y compartir esta experiencia en un artículo científico que podría darles fama.


La científica saltó emocionada y salió corriendo, lo que generó una voz de alarma en Lucía, quien aprovechó para escapar por una rendija abierta en su sitio de aprisionamiento y así seguir vagando por el mundo en busca de humanos sensibles.


Después de mucho andar en el mundo sin poder comunicar lo que para ella era su verdad, Lucía sintió que podía estar equivocándose en algo, y decidió regresar en busca del Búho sabio para compartirle su experiencia y solicitar su guía.

(Jak con ayuda de IA)

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